25 de Mayo, Día del Orgullo Friki

Hoy es 25 de Mayo y, por sexto año consecutivo, se celebra el Día del Orgullo Friki, definido como una iniciativa popular para reivindicar el derecho a ser friki de cualquier persona que lo desee.

Según la Wikipedia (dónde si no lo íbamos a buscar), el término friki o friqui se refiere a aquellas personas interesadas, en algunos casos de manera obsesiva, hacia los temas de la denominada "cultura friki", esto es, la ciencia ficción, la fantasía, el manga, el anime, los videojuegos, los cómics o la informática.

Es curioso comprobar cómo ha evolucionado el concepto de friki en los últimos años. Tanto que, de hecho, me parece que la definición de la Wikipedia está bastante anticuada (mira tu por dónde). Hace 15 años, cualquier adulto mayor de 25 años que jugara a videojuegos era considerado un friki, o cualquiera que utilizara el ordenador para algo más que para trabajar, que tuviera instalado cualquier otro sistema operativo diferente de Windows o MS-DOS o que empleara el correo electrónico o cualquier otra vía de mensajería como principal medio de comunicación. Incluso hubo un tiempo, bastante efímero, por cierto, en que se consideraba friki a aquél que tenía un teléfono móvil para uso personal. Hoy día, sin embargo, nos hemos acostumbrado al intercambio de emails y sms, a estar dados de alta en una o varias redes sociales, a que los papás se compren la XBOX o la PS3 y jueguen más que sus hijos (por no hablar del fenómeno Nintendo), y  a sentarnos en el metro y observar como todo el mundo a nuestro alrededor trastea con su teléfono móvil, tableta, ebook o incluso ordenador portátil.

El término friki se ha endurecido. Ahora para ser friki hay que disfrazarse de Obi Wan Kenobi o asistir a todas las convenciones de cómics del país. O más bien diría que han aparecido dos categoría de friki: El friki duro, que es el que a todos se nos viene a la cabeza cuando escuchamos la palabra, aquél que juega a "Piedra, Papel, Tijera, Lagarto, Spock", y otra categoría más light en la que podríamos englobar al resto de gente que nos gusta jugar con nuestros gadgets, echar una partidita al God Of War de vez en cuando o consumir series de ciencia ficción en cantidades abusivas. Ese friki, por común, ha perdido la nota elitista que le caracterizaba. Ahora lo raro es comprar el periódico en el kiosko, enterarse de las noticias por la radio, escribir cartas a familiares y amigos y enviarlas por correo ordinario y usar las cabinas de teléfono. Hasta el teletexto parece algo de otra época.

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